Encuentro casual con un viejo amigo
Una tarde, por casualidad, me encontré con una vieja amiga que me había conocido antes de que me incorporara a la empresa. Intercambiamos saludos sorprendidos y sus ojos se iluminaron de gratitud. Hacía años que no estábamos en contacto, pero el vínculo persistía. Me encantó este encuentro inesperado. Durante nuestra conversación, los años parecieron desaparecer y me sinceré sobre mis recientes elecciones y el viaje que había emprendido.

Un encuentro casual con una vieja amiga
Café y recuerdos
Durante una pausa para el café, charlamos sobre nuestros recuerdos y ella me dio ánimos, confirmando mi decisión de cambiar de dirección. “Siempre has sido la más fuerte”, dijo, con admiración en la voz, “Recuerdo que lo hacías todo sin esfuerzo. Recuerdo que lo hacías todo sin esfuerzo. Sus palabras despertaron en mí una profunda emoción. Hablar del pasado y escuchar su punto de vista me fortaleció en mis decisiones recientes. Me sentí como un espejo que reflejaba la persona que casi había olvidado que iba a ser.

Café y recuerdos

