Partir con confianza
Después de la reunión familiar, me fui con confianza y la cabeza bien alta. El aire del exterior me pareció relajante, un marcado contraste con la atmósfera sofocante del restaurante. Sonaron pasos detrás de mí, pero no me volví. Éste era mi periodo de elucidación, una ruptura con el pasado. La sensación de libertad que experimentaba era embriagadora. Cada paso que me alejaba de aquella puerta era un paso hacia mi nueva y optimista existencia. Mi corazón se llenaba de una sensación de logro.

Salir con confianza
Apoyo de los niños
A pesar de nuestra conmoción inicial, los niños nos apoyaron y comprendieron mientras nos besábamos. “Mamá, sólo queremos que seas feliz”, dijo mi hija mayor con voz aliviada. Las abracé con fuerza, las lágrimas se mezclaban con las sonrisas. Su aceptación fue el último consuelo que tuve. Los lazos de la familia, que han pasado por tanto pero siguen intactos, me envolvieron como un capullo reconfortante. Este anclaje emocional me preparó para lo que me esperaba.

Apoyo a la infancia

